Hallazgos casuales en San Pedro
En las últimas semanas, tres vecinos de nuestra ciudad, en diferentes situaciones, dieron de forma casual con piezas de tres mamíferos fósiles en distintos puntos de nuestra ciudad y sus alrededores.
Respetando las normativas vigentes y haciendo uso de una fluida interacción con el Museo Paleontológico, todas las piezas fueron cedidas a la institución para que pasen a engrosar su colección.
Mandíbula de Toxodonte
Una mandíbula fragmentada de Toxodonte (Toxodon platensis) fue recuperada por responsables de la Empresa Eligio Biscia, en el predio que la firma posee en Bajo Campodónico, a unos 10 km al sureste de la ciudad.
Estos animales poseían un aspecto similar (y sólo similar) a los hipopótamos que conocemos actualmente.
Eran herbívoros y algunos paleontólogos los asocian, principalmente, a ambientes cercanos a ríos o lagunas.
La parte anterior de su cráneo y sus mandíbulas
estaban diseñadas en forma de “pala” que, equipadas con enormes piezas dentales, les permitían cortar y machacar grandes cantidades de vegetación en cada bocado.
Poseían largos caniniformes que, aparentemente, habrían sido su arma de defensa. El peso de estos animales se estima en unos 1500 kg y su longitud llegaba a los 3 metros. Su altura, a la cruz, era de unos 1,70 metros.
Molar de Scelidotherium
El pequeño Salvador Ferrari, caminando junto a su padre en un sendero pegado a un frente de barrancas, divisó entre los sedimentos un fragmento de material brilloso que más tarde se logró identificar como un molar de Scelidotherium (Scelidotherium leptocephalum).
Estos perezosos del Pleistoceno fueron mamíferos muy exitosos, como lo prueba el registro fósil en este sector de la provincia, ya que son frecuentes los hallazgos de huesos de estos animales que dominaron la llanura pampeana hasta su extinción, hace unos 8.500 años.
Scelidotherium, en particular, fue un género que medía unos tres metros de longitud y alrededor de 1.5 m de altura. Su cráneo era estrecho y alargado, con dientes planos adaptados a una dieta exclusivamente herbívora.
Fémur fragmentado de Mastodonte
Jerónimo Muredas trabajaba con su pequeña excavadora en un sector del Barrio “La Tosquera” cuando partió un duro elemento. Una vez en el Museo se pudo saber que era un fragmento de fémur de un Mastodonte (Stegomastodon platensis).
El orden al que pertenecieron los mastodontes y actualmente los elefantes, se originó en Egipto durante el Eoceno, con un animal llamado Moeritherium, de apenas 60 cm de alto. Su cráneo era alargado y tenía unas pequeñas defensas o “colmillos”.
Millones de años más tarde, durante el Plioceno, y luego de muchos cambios adaptativos, surge en América del Norte Stegomastodon, género al que pertenecieron algunos de los mastodontes que llegaron a vivir en tierras sudamericanas hasta su desaparición a comienzos del Holoceno.
Los mastodontes, como Stegomastodon, pertenecen a la familia de los gonfoterios (Gomphotheriidae) y fueron parientes cercanos de los elefantes actuales (familia Elephantidae).
Los tres fósiles hallados por estos curiosos, y a la vez responsables vecinos sampedrinos, ya se encuentran siendo acondicionados en el taller del Museo Paleontológico donde pasarán a formar parte de la rica colección de mamíferos fósiles que atesora el antiguo caserón de Pellegrini 145.
La entidad destaca muy especialmente la excelente predisposición de los vecinos por haber puesto el material en manos del Museo.
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