Los caballos: breve historia
La historia evolutiva de los caballos que hoy conocemos comenzó hace unos 50 millones de años con la aparición de un pequeño animal llamado hiracoterio. Del tamaño de un perro mediano, este herbívoro fue el primer eslabón de una cadena de cambios producidos a lo largo de millones de años hasta llegar a los caballos actuales, a los cuales se los denomina con el nombre genérico Equus.
La familia de los équidos, de la que forman parte los caballos actuales y sus ancestros, tuvo su época de gloria durante la prehistoria de América del Norte, donde se diversificó en varias especies hasta emprender, hace unos 3 millones de años, el viaje hacia América del Sur a través del recién formado istmo de Panamá.
El registro fósil nos muestra que en América del Sur habitaron dos clases de caballos, que se incluyen en los géneros Hippidion y Equus. A lo largo de su evolución, los integrantes del género Hippidion llegaron hasta el extremo más austral de la Patagonia, en la región de Magallanes –Chile–, mientras que Equus sólo logró llegar hasta los territorios de la actual región pampeana de la Argentina y buena parte de Uruguay.
Hasta hoy, los especialistas en fósiles del Cuaternario sabían que los caballos del género Equus habían arribado a esta zona hace más de 100.000 años, durante la denominada edad Lujanense, y que se extinguieron en Sudamérica, al igual que los del género Hippidion, hace unos 8.000 años atrás, a comienzos del Holoceno. Fue por eso que durante varios milenios América del Sur se quedó sin estos animales. Luego, en nuestra época, fueron reinsertados por los colonizadores españoles que los trajeron del continente europeo, donde nunca habían desaparecido.
Esto es lo que se sabía hasta hoy, pero parte de esta historia cambiará a partir de un reciente hallazgo paleontológico realizado en San Pedro.
El descubrimiento
Personal del Museo Paleontológico de San Pedro ha realizado un descubrimiento que cambiará la historia evolutiva de estos animales: se acaban de hallar molares de un caballo fósil del género Equus en sedimentos depositados hace unos 500.000 años, a comienzos de la llamada Edad Bonaerense, que son 400.000 años más antiguos que los ejemplares de ese género conocidos hasta hoy en la región pampeana. Esto obliga a replantear los estudios sobre estos animales, ya que demuestra que en realidad arribaron a esta zona de Argentina muchos miles de años antes de lo que se suponía.
Al mismo tiempo, el fósil de San Pedro pasa a ser, según la opinión del Dr. Eduardo Tonni, paleontólogo del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, el ejemplar del género Equus más antiguo de Sudamérica debido a que su procedencia estratigráfica está bien clara y su edad puede ser determinada con bastante exactitud. Algo que no sucede con otros fósiles hallados anteriormente en Tarija, Bolivia, cuya capa de procedencia es dudosa y, por lo tanto, su antigüedad es discutible.
Las piezas encontradas son dos molares, lado izquierdo y derecho, de la mandíbula inferior de un caballo del cual se desconoce si corresponde a alguna de las especies conocidas o es, por su antigüedad, una totalmente nueva. A opinión del director del Museo Paleontológico de San Pedro, José Luis Aguilar, esto podría ser posible ya que “a este ejemplar lo separa una gran brecha temporal de los demás fósiles del género Equus conocidos.”
La identificación del fósil
El equipo del Museo Paleontológico de San Pedro no tardó en identificar los molares hallados como pertenecientes al género Equus. Sin embargo, a sabiendas de la importancia paleontológica que cobraría el hallazgo, decidieron consultar las opiniones de especialistas en esta clase de mamíferos.
Las conexiones efectuadas desde el Museo de San Pedro llevaron a entablar relación con los máximos estudiosos de los caballos fósiles sudamericanos. Por un lado, con el Dr. José Luis Prado, paleontólogo que se desempeña como decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Centro, en Olavarría, y por otro con el Dr. Eduardo Tonni, jefe de equipo del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, experto conocedor de la fauna fósil de la llanura pampeana y asesor permanente del Museo Paleontológico de San Pedro.
Los dos científicos confirmaron que las piezas dentales correspondieron, efectivamente, a un ejemplar del género Equus, que, para las especies sudamericanas, se incluyen en un subgénero al que se denomina Amerhippus (caballo de América).
Sin embargo, no disimularon su asombro cuando desde el Museo Paleontológico de San Pedro se les comentó acerca de la antigüedad del sedimento donde fueron halladas, que rondaría los 500.000 años.
La historia evolutiva de estos caballos, sus cambios morfológicos a lo largo del tiempo y los movimientos que realizaron en el continente sudamericano están documentados a través de numerosos fósiles hallados en diferentes lugares.
Un hallazgo como éste viene a cambiar gran parte de los conocimientos adquiridos hasta hoy sobre un animal tan relacionado con el hombre.
Determinando la antigüedad del material descubierto
Para calcular la edad del sedimento portador del fósil, el personal del Museo de San Pedro se valió de un descubrimiento anterior realizado en el mismo lugar. En ese sitio aparecieron, hace un tiempo, restos de dos tipos de ciervos extinguidos que coexistieron únicamente durante la edad Bonaerense. Estos ciervos, que se incluyen en los géneros denominados Antifer y Morenelaphus, cohabitaron la región pampeana únicamente durante el mencionado lapso de tiempo. Por lo tanto, al confirmarse que se trataba de estos animales quedó inmediatamente definida la antigüedad de los molares del caballo fósil hallados en San Pedro, ya que se encontraron a escasos metros y en la misma capa de suelo que los restos de ciervos, es decir, en la correspondiente a los comienzos de la edad Bonaerense.
En la identificación de los restos de los ciervos fósiles participó la Lic. Alejandra Alcaráz, única especialista en el país que se halla efectuando una revisión completa de este tipo de mamíferos.
Importancia del descubrimiento
Los restos de caballos fósiles sudamericanos del género Equus conocidos hasta ahora, en esta región del país, provienen, en su mayoría, de la edad Lujanense, que transcurrió desde unos 130.000 años hasta unos 8.000 años atrás. Es decir que, de acuerdo a este registro, estos caballos habían llegado a esta zona durante ese lapso de tiempo.
Los molares descubiertos por el Museo Paleontológico de San Pedro vienen a cambiar radicalmente esta historia, ya que se hallaron en un sedimento muchísimo más antiguo, que se formó hace unos 500.000 años durante la edad Bonaerense y abren la posibilidad de encontrarnos ante el descubrimiento de una nueva especie.
Tanta diferencia entre lo conocido hasta hoy y lo descubierto ahora en San Pedro obliga a los especialistas abocados al estudio de los caballos fósiles a efectuar una revisión de su ingreso a América del Sur y replantear la diversidad de especies dentro del género Equus.
Lugar del hallazgo
Los molares fueron recuperados en una capa de color verde grisáceo que conforma el piso de la Reserva Paleontológica “Campo Spósito”, en el Bajo del Tala, partido de San Pedro.
En este lugar, declarado de Interés Municipal y protegido como yacimiento paleontológico, ya se han recuperado unos diez géneros de mamíferos fósiles que habitaron durante los comienzos de la edad Bonaerense. Los restos de estos fósiles se hallaron en una capa de sedimentos de color verdoso que se formó hace medio millón de años y fue el lecho de un antiguo río hasta que, hace un tiempo, unas excavadoras que trabajaban allí retiraron, sin saberlo, los sedimentos que lo cubrían. Más tarde, los ojos del personal del Museo Paleontológico dieron con un fantástico depósito de piezas fósiles. Este lugar es, sin dudas, una verdadera caja de sorpresas.
En este caso, la erosión producida por las lluvias dejó expuesto un molar que se confundía con las rocas del lugar. En recorrida por el sitio, propiedad de la firma arenera Spósito S.A., se detectó la pieza y comenzaron los trabajos.
A poco de iniciada la excavación en el sitio apareció la segunda pieza dental del caballo fósil.
Los trabajos en el punto del hallazgo continuarán en los próximos días en busca de más piezas del ejemplar que sumen datos a la investigación con el fin de determinar si se trata de una especie desconocida.
Un calentamiento global ocurrido hace medio millón de años
Por Dr. Ricardo Pasquali
Universidad de Buenos Aires
Colaborador del Museo Paleontológico de San Pedro
La capa de sedimentos verdosos en la que se hallaron las muelas del caballo, además de otros numerosos restos fósiles, forman parte de lo que Florentino Ameghino denominó “belgranense continental”. Los sedimentos que lo componen son de origen lagunar y se observan a lo largo de las barrancas del Paraná. Esta capa se formó a partir de un avance de las aguas sobre las zonas continentales como consecuencia de un calentamiento global que ocurrió hace unos 500.000 años, en el inicio de la edad Bonaerense.
Más al sur, también como consecuencia del aumento del nivel del mar, se produjo el avance de aguas oceánicas, las que, al retirarse en épocas menos cálidas, dejaron un depósito con abundantes caparazones de caracoles marinos Este depósito había sido descrito por primera vez en 1857 por el ingeniero en minas francés Auguste Bravard después de haber realizado un estudio sobre una pequeña loma ubicada en el actual barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, donde afloraba con un espesor de 6 metros. Ameghino denominó a esta capa “belgranense marino”.
En San Pedro y sus alrededores, esta capa verdosa es un rico yacimiento paleontológico y, además, gracias a su color distinto al de los demás sedimentos que se observan en el lugar, permite identificar rápidamente a las capas depositadas durante la finalización de la edad Ensenadense, que se encuentran debajo, y el comienzo de la edad Bonaerense, que se encuentra por encima.
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